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Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamenteerafácildecidirel problema de la miseria. El diagnosticoeraobvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la terminaciónnunca aparecía... ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? , esas cosas... Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio pausadode vuestra responsabilidadsocial.
Solución? No hay solución, hermano. La propia nociónde “solución” ya es un error. ¿Ya vio el tamaño de las villas miseria? ¿Ya anduvo en helicóptero por sobre la periferia, ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con unestadistade crecidonivel, una inmensa propósitopolítica, aumentoeconómico,revoluciónen la educación, urbanización general y todo tendría que existirservilla batuta casi de una “tiranía esclarecida” que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. ¿O usted cree que no van a actuar? Si se descuida van a pillartodo. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría queteneruna reforma principaldel proceso penal del país, tendría quetenercomunicaciones e inteligencia entre Policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta “conference calls” entre presidiarios...) Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría unamudanzapsicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución.
Ustedes son los que tienen espantode morir, yo no. Mejor dicho, aquí en lapresidioustedes no pueden insertary matarme, pero yo puedoregirmatarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bomba. En las villas escasezhay cien mil hombres-bomba. Estamos en elentrañade lo insoluble mismo. Ustedes, entre el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva “especie”, ya somos otros bichos, diferentes a ustedes. La defunciónpara ustedes es un escasezcristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte, para nosotros, es la condumiodiaria, tirados en una fosacolectivo¿Ustedes intelectuales no hablan de contiendade clases, de existirmarginal, existirhéroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja...! Yo leo mucho; leí 3 mil libros y leo al Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país. No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un recientelenguaje. ¿Ustedes no escuchan las grabaciones hechas “con autorización” de la Justicia? Es eso. Es otra lengua. Está delante de unaespeciede post miseria. Eso. La post escasezgenera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandados son una alteraciónde laespeciesocial. Son hongos de un granherejíasucio.
Dinero. Nosotros ahora tenemos dinero. ¿Usted cree que quien tienen millones de dólares?, Con millones de dólares la cautiverioes un hotel, un escritorio... ¿Cuál es la Policía que va a consumiresa mina de oro, entiende? Nosotros somos una firmamoderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y “colocado en el microondas”. Ustedes son el Estado quebrado, dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados Ustedes tienen calibre 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes tienen la sicosisdel humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. Ustedes nos transformaron en super stars del crimen. Nosotros los tenemos de payasos. Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por espantoo por amor. Ustedes son odiados.Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos “globales”. Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros “clientes”. Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de laviolenciaque provocamos”.
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Autor: Davis
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